
Por Néstor Altuve / @nestoraltuve / nestoraltuve@yahoo.com
Uno de los grandes errores que comenten las organizaciones a la hora de definir un portafolio de proyectos digitales es no realizar un ejercicio de priorización. Esta actividad se puede resumir en 5 categorías.
La primera es lo mandatorio, que responde a preguntas de cada proyecto como, si entrega un producto/servicio nuevo o transformado, si está totalmente alineado con la estrategia del negocio y con la estrategia digital, y si cuenta con el compromiso de la alta dirección.
Luego el costo, preguntando acerca del nivel de inversión requerida para desarrollar el proyecto y gastos operativos una vez esté desarrollado.
Tercera, el beneficio en cuanto al grado en el que cumple con las expectativas y necesidades de los clientes, en la mejora de la productividad, reducción de costos y gastos, y beneficio para colaboradores y grupos de interés.
Cuarto lugar la facilidad de ejecución. Se pregunta complejidad en la reingeniería y/o creación de los procesos de negocio, aseguramiento del presupuesto y recursos para la transformación digital, aseguramiento de las competencias y habilidades de los colaboradores, gestión de cambio necesaria para garantizar el compromiso de los colaboradores, respaldo a la preparación de la infraestructura y los sistemas, y facilidad para trabajar varios proyectos interdependientes a la vez.
Por último, los riesgos. Operacional (impacto negativo en operaciones), resultados del proyecto (consecuencias inciertas y éxito difícil de medir), reputacional (no aceptado por la organización, falla o no cumple con KPI’s), financiero (costo del capital y/o gasto operacional), y organizacional (riesgo para el gobierno y la gestión interna).
Publicado originalmente en Metro Libre Panamá – Ver Aquí
