La incorporación de nuevas tecnologías en la empresa debe estar alineada y en armonía con la estrategia más los resultados de negocios

Por Néstor Altuve / @nestoraltuve / nestoraltuve@yahoo.com
Con la transformación digital la estrategia de las organizaciones cambió, o al menos debe estar en ese proceso. Cómo compiten, lo hacen y el lugar ha evolucionado radicalmente, con disrupciones tecnológicas, nuevos competidores y en especial nuevos consumidores en un entorno mutante. Hacia adentro, más allá de las fortalezas y debilidades del pasado, tenemos novedosos componentes como una propuesta de valor digital, entregarla a través de canales digitales, una operación interna digitalizada y contar con agilidad organizacional.
Lo anterior apunta hacia prioridades por delante de los resultados financieros con un cambio radical en la estrategia del pasado, que apuntaba hacia el crecimiento y la eficiencia en un entorno de cierta forma predecible, a una nueva manera de hacer las cosas que va hacia el descubrimiento, la innovación y disrupción en un ambiente de incertidumbre.
Se ha vendido la idea de que para tener una transformación digital exitosa hay que ser pacientes en la obtención de resultados financieros y menos exigentes en cuanto a ciertos criterios de evaluación del pasado como el retorno sobre la inversión, el período de recuperación, el valor presente neto y la tasa interna de retorno, entre otros. Nada más lejos de la realidad, ya que los resultados financieros son el reflejo económico de la empresa y hay que continuar vigilándolos celosamente.
Los cambios que se estén llevando a cabo deben estar en perfecta armonía estratégica y financiera, mejorando la rentabilidad del negocio actual y financiando el negocio del futuro, manteniendo por supuesto la rigurosidad del seguimiento.
Publicado originalmente en Metro Libre Panamá – Ver Aquí