Nivel 0: supeditación al espacio físico
En él la realización del trabajo está supeditada a un espacio físico concreto como, por ejemplo, reparar un vehículo, limpiar una oficina, una operación de cirugía o construir una casa.
Nivel 1: Las herramientas están, pero falta la cultura del trabajo remoto
Es el más extendido. Seguro que algunos lo habéis experimentado: corresponde a empresas en las que existen las herramientas, pero no la cultura ni los procesos para que el teletrabajo sea posible. Se recurre a él solo de manera excepcional. Probablemente estas compañías son las que más hayan sufrido durante la pandemia.
Nivel 2: Un “copia y pega virtual”
Resulta curioso, pero la diferencia entre el nivel anterior y éste es mínima. Simplemente es cuestión de necesidad, tiempo y herramientas.
Éste probablemente haya sido el escenario en el que han vivido la mayoría de las empresas en los últimos meses. Es como una especie de clon virtual de nuestro trabajo en los niveles anteriores.
No hay procesos nuevos, solo herramientas. El trabajo es como un día de la marmota en casa en lugar de la oficina, incluso en lugar de saltar de sala de reunión en sala de reunión, saltamos de una sesión de Teams, Zoom o Skype a otra. Casi irrisorio…
En este estadio la empresa sigue siendo una copia virtual de la que conocíamos y todo el trabajo se sigue realizando de forma síncrona, con interrupciones constantes y con la presencialidad virtual como principal herramienta de control del empleado.
Nivel 3: El punto de no retorno
Llegamos al momento en el que sucede la transformación, en el que los procesos empiezan a ser asíncronos y no se rigen por las reuniones que solo se celebran una o dos veces al año. En él es fundamental documentar el trabajo y los avances. Los encuentros sirven para que los nuevos se pongan cara y poder socializar como parte del proceso de hacer equipo.
Nivel 4: La compañía asíncrona
Quizá no todas las compañías puedan o quieran alcanzar este estatus. En él, se mide a la gente por los logros y resultado de su trabajo, no por las horas trabajadas ni por las horas a las que trabajan.
En este nivel es clave la cultura empresarial: la compañía sabe por qué contrata a la gente y los empleados se identifican con los valores de la empresa en la que trabajan, tienen claros los objetivos del equipo y cómo pueden ellos contribuir a alcanzarlos…
La principal ventaja de este tipo de compañía es su capacidad para seleccionar el mejor talento, allá donde se encuentre, sin fronteras.
Nivel 5: El nirvana empresarial
Según Matt Mullenweg alcanzar este nivel, si es que fuera posible, sería lo más cercano a la utopía de la empresa perfecta. Sería aquella organización con mejor rendimiento que cualquier otra, en la que los empleados realizarían su labor sin esfuerzo alguno. Esa empresa ideal en la que la conciliación y experiencia de empleado fuesen absolutas lo cual impulsa que la gente+ aporte lo mejor de sí misma cada día y se sienta feliz con su trabajo.
Así que, aunque el COVID-19 ha sido y es una tragedia, tal vez debamos agradecerle que haya puesto a muchas de nuestras organizaciones en la línea de salida hacia este punto o las haya forzado a incrementar el ritmo hacia la meta de alcanzar ese nirvana empresarial. Y vuestras empresas, ¿cómo están recorriendo este camino?
Fuente: Telefónica Empresas – Original Aquí